lunes, 25 de noviembre de 2013

De la gente imbécil y algo más

fecha: sábado 23 de noviembre, lugar: BBC de usaquén


 El motivo de estar en ese lugar puede llegar a ser obvio, un momento de descanso después de 9 horas ininterrumpidas de organizar facturas en el que se considera
un lugar agradable donde va gente que debe ser agradable, pero no, ese no era un lugar de gente agradable a las 11:55pm , hora en que decidimos cambiarnos de mesa para no pelear con la ergonomía de la primera ubicación.

 La idea era llegar, hablar del sábado, predisponerse del domingo y comer cualquier carajada porque el hambre se hacía sentir. Todo cambió desde que la niña de la mesa del lado, de nombre Camila por lo que nos enteramos, empezó a pronunciar sus primeras ideas lúcidas de la noche. Todo empezó cuando habló de fútbol, de su boca no muy deseada salieron tonos de voz detestables, con ganas de llamar la atención,  sin argumentos de por qué CR7 no merecía el balón de oro y con la intención de ser el centro de atención entre sus ocho ex compañeros del colegio (del cual se habían graduado hace diez años) , entre ellos Chavez, personaje al cual solo le pude ver la espalda y del que esta niña Camila mojaba cuco desde que estaban en el colegio, se notaba por la forma en que lo trataba y las preguntas en forma de encuesta que tenían que responder alzando la mano cuando  Chavez iba al baño.

 Lo importante acá es que de un grupo de nueve gomelos, no se hace un caldo, es decir, el intelecto unido de ese combo no permitía resolver una sopa de letras de un menú infantil en Presto. Tanto dinero gastado en un colegio del cual no diré el nombre, porque no lo se,  se resume en una conversación de una hora del cual todos querían escapar porque el que habla es el que habla más fuerte y el moderador que quiere cambiar de tema por lo menos tres veces en la conversación.

Bien decía @kandomble que oír tanta estupidez me tenía muy contento, y así era, porque me burlé de sus incoherencias y porque ese grupo de extraños me hizo sentir intelectual y hasta interesante.
 Por último propongo algo : para evitar a ese tipo de Camilas utilicemos mecanismos de medición a la entrada de los bares, algo así como un Test de cultura general y preguntas incómodas, así si las respuestas son muy ridículas pues los mandamos a un lugar donde solo habiten estos seres. Piénsenlo, generaría empleo.